Con la proclamación de la República en abril de 1931 y la celebración de elecciones legislativas, se inició un proceso constituyente. El Estado republicano quedaba legitimado democráticamente por las elecciones del 28 de junio y la Constitución aprobada el 9 de diciembre de 1931. La República fue recibida por la mayor parte de la población con gran entusiasmo, al ser una oportunidad para abordar las reformas necesarias y modernizar las estructuras políticas, económicas y sociales. Tubo enfrente los «intereses creados» de la derecha de toda la vida que lo impidieron con una dura oposición, con las contrarreformas del segundo bienio, con un golpe de estado, la guerra y la dictadura franquista interminable.