La Constitución de 1978 define a España como un Estado aconfesional, pero que los colegios e institutos públicos sigan teniendo la obligación de ofertar la asignatura de religión, ahora también evaluable y determinante para solicitar becas, es uno de los ejemplos más palmarios de que, como afirma el catedrático en Teología Juan José Tamayo, “no se ha hecho la transición religiosa”.