El escándalo vergonzoso de las tarjetas de Caja Madrid (que posiblemente debe haberse dado en muchas otras cajas) pone sobre la mesa un presupuesto sobre el que coinciden muchos economistas desde hace mucho tiempo: la confianza y la probidad son condiciones fundamentales sin las cuales es muy difícil que se produzca progreso económico. Así lo habían escrito en sus obras maestras economistas geniales como Adam Smith o John Stuart Mill cuando comprobaban que las diferencias en el progreso de las naciones muchas veces tenían que ver con lo difícil que resultaba confiar en algunas de ellas y que las personas actuaran con honestidad en el mundo de los negocios.