Quizas en Barcelona, Bilbao o Madrid fuera distinto, pero en la Andalucía más rural, en la Extremadura más latifundista y servil, en La Mancha o en la más pobre Castilla la Nueva, ser parte genética de un fenotipo biológico y cultural cercano a la izquierda y a la defensa de la Libertad necesariamente significaba que todos los miembros de un linaje familiar respiraban al unísono y aspiraban al mismo objetivo de Justicia Social. Y eso lo habían mamado los comunistas, los socialistas y los anarquistas y lo sabían para mal de muchos sus asesinos represores. No develo ningún secreto si señalo que familias al completo hasta en tres generaciones fueron represaliadas, mascradas e incluso exterminadas en Badajoz, en Córdoba, en Ciudad Real, en Toledo, Huelva, Cádiz, Málaga, Sevilla…