Según constan en los archivos municipales de Córdoba, el general Gonzalo Queipo de Llano –que ordenó la toma del Gobierno Civil en 1936- fue entonces nombrado Hijo Adoptivo y Preeminente de la ciudad, los mismos honores que recibió también el general José Varela, que fue el encargado, durante la guerra civil, de comandar las distintas operaciones militares en la provincia cordobesa. Junto a ellos, el coronel Ciriaco Cascajo fue uno de los responsables de la represión franquista en Córdoba y fue nombrado Hijo Predilecto de la ciudad, mientras que los coroneles Eduardo Sáenz de Buruaga y Manuel Aguilar Galindo –responsable del bombardeo y muerte de las autoridades civiles republicanas- recibieron el honor de Hijo Adoptivo de Córdoba.