«[…] Un día mi madre estaba en su puesto viendo si los barcos llegaban con pescado, cuando sonó la alarma porque llegaban aviones para bombardear […] ‘Tumbaos en el suelo –nos dijo mi madre a mi hermana y a mí– …y meteos un palo en la boca con la punta hacia fuera para que si hay una explosión no os quedéis sordas’. Entonces tiraron una bomba. Nunca se me podrá olvidar el silbido que hizo. Dio en la esquina de la casa y levantó un montón de tierra que luego cayó como si fuera lluvia. Mi madre tenía la cara destrozada y clavado el palo de la boca en su rostro. Le faltaban los ojos y la nariz y su cara no era más que una masa de carne destrozada. A mi hermana no le pasó nada, pero a mí un trozo de metralla me dio en una vena del lado derecho del cuello. Me iba en sangre. Una vecina de mi madre que se llamaba Basilia me cogió en brazos y me llevó al cuarto de socorro de Santurce […] Allí me enteré de que mi madre había muerto». Begoña Valera, niña que con 9 años pierde a su madre en un bombardeo franquista en el entorno de Santurce. Fuente del texto: «Los años difíciles», de Carlos Elordi. Madrid, Aguilar, 2002, pág. 120.