Eran ‘curas sociales’. Luego, en los sesenta y setenta, sus sucesores serían llamados ‘curas obreros’, o ‘curas rojos’, pero en 1936 ellos eran sólo ‘curas sociales’. Pensaban que era compatible la religión católica con la justicia y con la democracia, con el trabajo digno y con un salario justo. Y por eso fueron liquidados por Franco y condenados al olvido por los jerarcas católicos que bendijeron a los rebeldes y les llamaron ‘santos cruzados’.