Al poco de comenzar la guerra civil española, el 23 de julio de 1936, se creó la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico. Su misión era proteger el patrimonio, inventariándolo y depositándolo, cuando era posible, en lugares seguros. También se desarrolló una importante labor pedagógica entre los ciudadanos, sobre todo con los milicianos que ocuparon numerosos palacetes y edificios públicos o privados.