El franquismo convirtió a Canarias en un laberinto de terror

Francisco González Tejera, en la Sima de Jinámar. (ALEJANDRO RAMOS)

Francisco González Tejera, en la Sima de Jinámar. (ALEJANDRO RAMOS)

Francisco González Tejera (Las Palmas de Gran Canaria, 1960) se crió en una familia desgarrada por el dolor, víctima de la brutalidad de la represión franquista. Su abuela materna, Frasquita, trató de levantar un muro de silencio para protegerlo. Lo derribó su marido, Juan Tejera Pérez, el abuelo de Francisco, que se había librado de la pena de muerte a la que fue condenado en un consejo de guerra tras permanecer encarcelado durante 12 años (una parte en el campo de concentración de Las Palmas de Gran Canaria y otra, en prisiones de la Península). Fue él, Juan el comunista, quien comenzó a relatarle historias de los horrores del régimen instaurado tras el golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936.

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