Hoy a las once de la mañana se inaugurará la segunda fase del Memorial a los 346 asesinados por el franquismo en Villanueva de la Serena. Concebido como «acto cívico de memoria», ha sido organizado por la asociación de familiares de estas víctimas, y con el apoyo del ayuntamiento de la localidad y la Diputación de Badajoz.
La Ley de Memoria Histórica, que tanta histeria desató entre la derecha, entró en barrena tras la llegada de Rajoy, y las conmemoraciones han vuelto a ser algo de iniciativas personales y de las simpatías políticas de turno. Si en Villanueva, con ayuntamiento socialista, se apoya la construcción de este memorial, en Badajoz, donde gobierna el PP y donde hubo casi diez veces más asesinados, se procura borrar el pasado, demoliendo la antigua plaza de toros, símbolo de aquel horror, o tapando con un nuevo muro las tapias del cementerio donde se fusiló a los defensores de la Badajoz republicana. Los adversarios de este tipo de conmemoraciones suelen afirmar que solo contribuyen a reabrir heridas, y que los «rojos» también cometieron muchos crímenes.