VALENCIA. Se han cumplido 70 años. Cuando fue liberado por las tropas soviéticas, Auschwitz se convirtió rápidamente en el signo absoluto del mal, en el extremo de la perversión, en el punto más alejado de lo humano adonde el hombre era capaz de llevar su odio, su ambición y su inteligencia. Dijo Theodor Adorno que después de Auschwitz no se podía escribir poesía. Dijo también que jamás una comunidad humana fue tan perfecta en su orden, en su lógica y en su funcionamiento. Cuando la razón se vuelve puramente instrumental, solo cuenta la eficacia, y en Auschwitz murieron más de un millón de personas.