El lugar más cruel de la tierra recibe más de un millón de visitas al año. Casi tantas como las personas que perecieron en él. En mitad de una llanura polaca, a 70 kilómetros de Cracovia, el Tercer Reich desarrolló sobre unas antiguas dependencias militares de Oswiecim —renombrado por ellos como Auschwitz— una sofisticada industria de la muerte, tan eficaz como macabra.