Octavio Cabello BuendiaHe cumplido 75 años, y por los antecedentes políticos de mi padre, la
dictadura franquista me sometió a
una estrecha vigilancia policial allí donde estuviere. Nací en Marchena (Sevilla) el 14 de abril de 1932, concretamente en
el I aniversario de la proclamación de
Mi padre, José
Cabello García, era el secretario del partido socialista, republicano y Jefe de
Orden Público de Marchena, pueblo agrícola dominado
históricamente por los grandes latifundistas. Los grandes propietarios de
tierras, abandonadas sin cultivar, como medidas de presión contra los braceros,
los cuales esgrimían sus tablas de reivindicaciones, establecidas por el
gobierno de
Durante siglos la
dependencia de los campesinos a la minoría terrateniente era total, lo cual no
es difícil imaginar cual era la situación de precariedad de la gran mayoría de los campesinos del Sur, antes de la
proclamación de
Mi padre, casi no podía descansar, pues debía recorrer los campos tomando nota de los terrenos sin cultivar, para ir a “los cuatro cantillos” y distribuir trabajos, indicando quienes y cuantos debían hacerlo. Después, había de comprobarlos y pasar la factura a los terratenientes, quienes se negaban a pagarla por no haberlo contratados ellos. La cuestión acababa en juicios en los que se dictaminaba que era justo abonar el cultivo realizado ya que: · La tierra daría sus frutos para beneficio de los propietarios. · Los
braceros, no tenían más medio de vida que aquellos trabajos temporales que se le
negaban ahora en
Los latifundistas
odiaban a mi padre al ejercer las funciones de contratación de los jornaleros.
En el llamado bienio negro, donde gobernó la derecha a través de
Con el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, de nuevo nos trasladamos a Marchena, donde mi padre no fue restituido en el cargo de Jefe de Orden Público. Mi padre desmanteló una de las múltiples provocaciones de los grandes terratenientes. Ayudado por un perro policía que tenía, descubre, en un conato de incendio de una iglesia, al autor, que era el sacristán, quien confiesa que ha sido pagado por otros, al objeto de cargar las culpas a las izquierdas. En poco tiempo, descubre otros incendios en el campo, que quieren cargárselos a él mismo. El 16 de julio de
1936, el presidente del partido socialista
de Marchena, el abogado Mariano Moreno “El Menuo” le indica a mi padre que deben marchar a Portugal
para, desde allí tomar un avión rumbo a Méjico, porque era inminente el golpe
militar contra
El 18 de Julio de
1936, la sublevación militar tiene una fuerte resistencia en Marchena y es contenida en principio. Los terratenientes,
sabiendo que el Ejército se ha pronunciado a favor del general Queipo de Llano, piden ayuda a
El 24 de julio de 1936, fallece un
sobrino del capitán, como consecuencia de las heridas por balas en los
enfrentamientos. Los fascistas deciden vengarse ordenando matar a todos los
encarcelados al día siguiente. El trabajo sucio lo hicieron varios falangistas,
entre ellos una tal Calderón, quienes concentran a los 22 prisioneros en lo que
fue patio de armas de un castillo, y tomando los “naranjeros” de
Los terratenientes no contentos con la masacre acosan a mi familia bajo la consigna de “no ayudarlos, a ver si desaparece toda la casta”. Poco después un falangista intenta matar a José “Bandera”, padre de mi madre, pero lo impiden otros de su bando que apreciaban a mi abuelo. Un día estando solos mí madre y yo, con cuatro años, se presentan en nuestra casa, un falangista y un barbero y amenazándola con una pistola la atan a una silla. El barbero la somete a un rapado de la cabeza y, seguidamente, le dan a beber un pote de aceite de ricino, que mi madre traga mezclado con sus propias lágrimas. Dos días después,
la pasean, junto con otras viudas rapadas, por todo el pueblo, como castigo
ejemplar y de sembrar el terror
entre la población civil. Mi madre, analfabeta, con cuatro hijos entre los doce
y cuatro años, y otro en el vientre, no tiene dinero ni propiedades, solo un
perro policía que perteneció a mi padre. Una hermana suya, simula la compra del
perro por quinientas pesetas, y con ese capital, nos subimos en el tren rumbo
a Sevilla. Allá, como no puede
hacer otra cosa, nos mete a los cuatro en el hospicio y, ella, se va a
Tiene su hijo en
Fui el más pequeño de los hermanos, estuve diez años y cinco meses en el hospicio –como una condena-, y sufrí la falta de mis padres, pasé hambre, soporté golpes y castigos, pues, regentado por monjas, estas se descansaban en unos celadores cuyos procedimientos eran las palizas, si no estaban las monjas delante pero, si estaban, daban patadas en la tibia como forma de disimulo. Tengo escrito un libro autobiográfico, al que titulo “El penal de los huérfanos”, sin publicar por falta de editor, en el que relato mi vida en el hospicio. Varios hijos de “rojos” les obligaron a entrar en el Seminario para iniciar los estudios para sacerdote. Yo me negué. La represión de
la dictadura no solo afectó a los que fueron fusilados, los encarcelados, los
exiliados, los que cumplieron condenas en los campos de concentración o
batallones disciplinarios de trabajadores. Durante un largo periodo de tiempo,
una vez terminada la guerra civil, afectó a millones de familias en donde el
papel de la mujer fue meritorio para sacar adelante a sus hijos y en donde
sufrieron todo tipo de represalias y vejaciones. Franco sumió a nuestro país en
la más absoluta miseria económica y cultural en donde, durante casi dos
generaciones, los hijos de los que defendieron la legalidad de
Ingresé, el día 8 de enero
de 1945, como pre- aprendiz en
En 1947 entre en
la escuela de
Vivíamos en la
calle Recaredo de Sevilla en una habitación de 3 x
En 1954 hice el
servicio militar en Larache en Regulares de
Caballería. Estuve dos meses de escribiente con lo cual pude tener acceso a
determinados informes del Servicio Secreto del Ejercito. El que se refería a mi
decía textualmente: “por antecedentes políticos en la familia no se le confiará
cargo alguno”. Para obtener mayores ingresos, como ayuda a mi familia, solicité
el traslado a
Una vez en Barcelona, en 1955, solicité entrar en la empresa SEAT, pero me lo denegaron por los antecedentes policiales a pesar de que el Jefe de Control de Calidad, un italiano apellidado Fioretti, me comentó que el examen realizado era excelente. El régimen tenía unos tentáculos muy largos. En el transcurso
del año 1955 entre en contacto con algunos trabajadores de diversas empresas de
Pueblo Nuevo. Nos reuníamos en distintos bares, a la hora de almorzar, simulando
que jugábamos al dominó y cada cual exponía la situación de su empresa e
informaban de la situación de otras. Los domingos nos reuníamos en una chabola
de Torre Baró, cambiando informes a través de las
consignas procedentes de Radio España Independiente “
A últimos de
Abril de 1960, la brigada social, comandada por los hermanos Creix, efectuó una gran redada ante la inminente llegada de
Franco a Barcelona. Empezaron por los fichados, y se fue ampliando a medida que
“cantaban” los sometidos a torturas. Como yo cambiaba de trabajo y de
alojamiento con frecuencia, era difícil localizarme, pero un malagueño que me
conocía de Montesa, me delató y, el día 3 de mayo de
1960, me detuvieron cuando salía de la fábrica, señalado desde dentro del coche
llamado “el pájaro azul” por el delator. Fui trasladado a los sótanos de
El ministro de
Al día siguiente
nos llevaron a
En octubre de 1960 logré reagrupar a mi familia en
Barcelona. En
Intenté emigrar a
Brasil y, más tarde, a Suiza, porque no encontraba trabajo – en 1960 hubo una
crisis laboral grande, que determinó una corriente migratoria hacia Centro
Europa y Brasil-, pero, aunque me aprobaban, la policía de lo social no me dejaba ir. Fui a Jefatura, en
Después de
intentarlo muchas veces, pude colocarme en una empresa de Cornellá, Neyrpic, que era hispano-francesa, porque yo sabía algo de
francés. A la vez, me trasladé a vivir en Cornellá en la calle Joan Fenández, de manera que
Se presentaron en
la empresa y preguntaron cómo me comportaba, a la par que pidieron hablar
conmigo. Les dije que yo me quería casar, y me había retirado de la política,
pero que ellos habían metido la pata, al ponerlos en antecedentes, y para mi
perjuicio. Pero bastante que les importaba a ellos. Volvieron varias veces,
hasta que
Entré en
Carburadores Solex de Sant Andreu de
Después fui al Bureau Veritas, filial francesa, pero que era un nido del Opus Dei. Me dijeron que hacían el contrato por dos años, pero que era rutinario, pues todos se quedaban fijos luego, pero pidieron informes y, como consecuencia, decidieron aburrirme enviándome a la central nuclear de Ascó y, cuando se cumplieron los dos años, me dijeron que no tenían más trabajo para mí. En la última
empresa que trabajé en Cornellá, Acplas, organicé el
Control de
Después, escribí mas de cien solicitudes de trabajo, pero no me respondieron de ninguna, no sé si por mi edad, o por mis antecedentes políticos. Así que el año 1992, me tuve que jubilar con 60 años y el 60 % de la pensión que me hubiera correspondido de haberlo hecho con 65, y tras de trabajar casi cuarenta años. |