Emilio Garcia López

Nací el año 1950, en un lugar de la Mancha de cuyo nombre si quiero y puedo acordarme, Tarazona de la Mancha, Albacete. Aquí transcurre mi niñez, salvo dos cortas temporadas que  paso fuera, en Torrente, Valencia y Alcantarilla, Murcia. En Tarazona, asisto a la Escuela Pública (perdón quiero decir, Escuela Nacional). Su lema “la letra con sangre entra” no era un lema retórico, aquellos sátrapas con  título de Maestro, lo aplicaban convencidos de que era la pedagogía mas adecuada para desasnar al personal. Lo que sí debo reconocer es que no hacían distinciones entre los hijos de los vencidos y los de los “Nacionales” ellos “socializaban los malos tratos”.
En 1962  termino la enseñanza primaria.
La persona que influye en mi toma de conciencia social es mi padre. No tanto por adoctrinamiento teórico, como por su práctica y el papel que juega en la organización de las luchas obreras en el pueblo. Mi padre junto con 4 ó 5 personas más  milita en el PCE.  Están aislados y sin contacto alguno con la dirección del Partido, para solucionar el aislamiento y estar al día de la política del PCE, compra una Radio Telefunken, la más potente que se pudo costear, así podrán escuchar Radio Pirenaica emisora del PCE, realiza  un gasto suntuario, 3200 ptas. de finales de los 50 muy por encima de la magra situación económica familiar. Pertenezco a una familia de braceros, no poseen tierra y por lo tanto se ganan la vida como jornaleros. Es en la plaza del pueblo donde se reúnen a la espera de que los contraten. Años después esa misma imagen, me golpea con toda su dureza al verla en la plaza Urquinaona de Barcelona.
Para cubrir los periodos de paro forzoso del pueblo, mi padre se ve obligado a salir fuera. Así pasa temporadas en Valencia, Barcelona.
Para la temporada de siega toda la familia (somos tres), junto con otras familias mucho más numerosas, se organizan en cuadrillas y nos echamos al camino en el tren de San Fernando, unas veces a pie y otras andando, cada cuadrilla dispone de algún carro, para cargar con los mínimos enseres de las familias y transportar a las personas mayores o criaturas pequeñas durante algunos tramos del trayecto.
Así hacemos la temporada de siega, en la Provincia de Alicante, Campo de Albacete y última parada Provincia de Cuenca. El sistema de contratación y los salarios se negocian por cuadrillas con el patrón de turno. La negociación  de las condiciones de trabajo y salariales se componía de cuatro partes, superficie de campo a segar, cantidad de dinero en metálico, parte en especies y manutención, esos elementos configuraban el precio a cobrar, el contrato naturalmente era de palabra.
No se discutía el alojamiento para descansar, dormíamos en pleno campo, con el cielo por techo.
Las interpretaciones ventajistas en unos casos, no cumplir con lo pactado en otros, daba lugar a enfrentamientos ciertamente duros, recuerdo que en dos ocasiones, abandonamos el trabajo antes de acabar la cosecha, era nuestra forma de hacer huelga.
Mi padre participa en la creación de las Comisiones de parados en Cornellá y otras localidades de la Comarca es uno de sus activistas. Con el apoyo de Comisiones Obreras del Baix Llobregat y varios Ayuntamientos de la Comarca, se organiza la marcha contra el paro recorriendo a pie buena parte de la Comarca. Como resultado de esa marcha y otras acciones, se consiguen fondos públicos para empleo comunitario.
La marcha culmina con un acto de apoyo y solidaridad de los ciudadanos de la comarca, en la Plaza Cataluña de Cornellá, mi padre es uno de los oradores, en su discurso denuncia la lacra del paro, el dolor, impotencia, rabia y desesperación que produce en las personas sin empleo.
Otras influencias las recibo de un anarquista y dos viejos republicanos que a pesar de haber cumplido condena al salir de la cárcel no les dejan ejercer de maestros, su condena es de por vida.
Salgo del pueblo (ahora sí, sabiendo que ésta salida pretende ser definitiva) a mediados de 1962  aterrizo en Barcelona (aterrizar es un decir, llego en  autobús, con mi maletilla de cartón atada con cuerdas).
Mis padres llevaban varios meses viviendo en Cornellá de Llobregat y con ellos me instalo.
Muchos años después termino la FP. Rama Metal, con nocturnidad y alevosía.
En este periodo (Julio del 2007) tengo el privilegio de pertenecer por el número de trabajadores, soy uno más de casi  dos millones de desempleados, que junto con los trabajadores temporales y los sin contrato conformamos el “glorioso ejercito de reserva de mano de obra” y la primera empresa del país.
Mi juventud transcurre en Cornellá de Llobregat, en el barrio “ La  Satélite”. Vivimos realquilados, la dueña del piso, un matrimonio sin hijos y nosotros tres. (El piso tenía una superficie de 45 metros). Como era de esperar el barrio adolece de todos los servicios, (me ahorro enumerarlos) no hay Escuela Pública. Me matriculo en una academia privada, estoy unas cuantas semanas y cuando veo el porvenir que me espera con la enseñanza que imparten, lo dejo y me pongo a trabajar. Desde el año 1963 al 1966, trabajo en varios talleres como aprendiz.
En 1965 participo de forma esporádica en reuniones de la célula del PSUC de Cornellá, en calidad de simpatizante, pero tengo un problema y es que me resulta muy difícil vencer el miedo, sé que tengo que trabajar organizado, pero me aterra el miedo a la represión.
Ese mismo año detienen a mi padre junto con tres más, José (creo que el apellido es Fernández) en cualquier caso el calvo de Plásmica, anarquista por mas señas, nacido en el mismo pueblo que mi familia, José Cano, mismo lugar de nacimiento, trabaja en Matacás y del cuarto no logro acordarme.
Por mi cuenta me dedico a hacer proselitismo con la gente de mi edad, en el equipo de fútbol, en los talleres donde trabajo, con el grupo de amigos, más que proselitismo se trata de denunciar situaciones concretas que a todos nos afectan, la falta de servicios públicos básicos  en los barrios, escuelas, instalaciones para el ocio, transporte, sanidad y un largo etc.
Visto con los ojos de hoy no parece una actividad muy revolucionaria. ¿O sí?
En 1966 ingreso en el PSUC y junto con Francisco García que ya era militante nos ponemos a trabajar en tareas de propaganda (aclarar que la propaganda en los primeros tiempos consistía en hacer pintadas en las paredes) más adelante montamos varios aparatos de propaganda del PSUC en la Comarca, con la  ayuda inestimable de Antonio García y su moto con sidecar. Iniciamos el trabajo de organizar a los jóvenes en las Juventudes del PSUC. Y en Comisiones.
Poniendo en práctica la política del Partido en relación con la alianza de los trabajadores con otras capas sociales y con sectores cristianos, entramos en contacto con J. García-Nieto, con organizaciones vinculadas con la iglesia, HOAC y JOC y con hijos de la pequeña burguesía de Cornellá, conectamos, con Ignacio Doñate y éste nos pone en contacto con otros jóvenes del centro de Cornellá, trabajamos en el Instituto de Cornellá, sobretodo en nocturno.
En paralelo participamos en iniciativas de tipo cultural, conferencias, charlas, recitales etc.
La Semana de la Juventud de Cornellá, representa la presentación en sociedad de una buena parte de los deseos e inquietudes de los jóvenes de la  Ciudad. En  la organización de ese acto los jóvenes comunistas y de CC.OO. somos una pequeña parte de un amplio grupo, nos une los deseos de mejorar nuestras condiciones de vida y las ansias de libertad. Mi actividad política y sindical hasta el año 1973 la desarrollo en el movimiento juvenil de Cornellá y ayudando a crear organizaciones en otras poblaciones de la Comarca del Baix Llobregat.
En el año 1969 dejo mi militancia en el PSUC. Continuo trabajando con los jóvenes y un tiempo después ponemos nombre al grupo de activistas, Comisiones de Barrios y Fábricas.
No puedo nombrar a todos y cada uno de  los que participaron, pero si quiero recordar de forma especial a Félix Moreno, Ángel Mejías, Isabel Aunión, Viçens Palou, José Gracia. Todos ellos han muerto jóvenes. De los que continúan, Paco Arias, Benigno Martínez, Carlos Navales, José Vega. A finales de los 60 se incorporan un grupo de Universitarios de la mano de Paco Arias, Pere Caldas, Conxita Valls, Ton Albes, Orencio Osuna.
Son los primeros universitarios de fuera de Cornellá a los que permitimos que se incorporen a nuestro grupo, ellos no vienen a enseñarnos como se hace la  revolución, dan su opinión, ponen oreja y se “remangan” y participan de forma destacada en las acciones más peligrosas. (Anteriormente otros salvadores de la clase obrera cuyo nombre de la “secta” de turno, acababa en “ista” que  no teníamos manera de saber si eran de la BPS, o provocadores a sueldo, no lo lograron).
La aportación de Pere Caldas al movimiento obrero de la Comarca hasta principios de los 80 es conocida por todos los trabajadores de la época, Ton Albes y Orencio Osuna, años después asumieron cargos de responsabilidad en el PSUC. Conxita Valls, regresó a Barcelona.
En 1966, José Cano me informa que en la empresa donde él trabaja están contratando Torneros, me presento paso la prueba y al poco tiempo comienzo a trabajar en Matacás, es una empresa del ramo del metal, se dedica a la producción de motores. Tiene una plantilla de  450/500 trabajadores. Está instalada en SantFeliu de Llobregat.
Para llegar a las 5’45 hora de entrada al trabajo, me levanto a las 4’30 de la mañana, cuando el trayecto lo hacía andando a buen paso tardaba poco más de una hora, los horarios de RENFE eran poco fiables.  
Pasados 40 años el problema persiste, continúa de rabiosa actualidad.
Las condiciones de trabajo son malas, ahora bien, si las comparo con las que conozco en talleres del metal y algunas fábricas del textil de la Comarca, en Matacás son mejores, los salarios son más altos y las relaciones con los mandos civilizadas, no exentas de conflicto, ahí está lo novedoso, el ordeno y mando mal ejercido suele tener su respuesta por parte del afectado y es difícil que la empresa tome represalias contra el/los trabajadores, pues sabe que tiene garantizada una respuesta adecuada al nivel de agresión que cometa. Los trabajadores mediante la presión han  logrado equilibrar las fuerzas y ganado capacidad de negociación.
En el terreno profesional logro un ascenso, me contratan como oficial  de tercera.
En cuanto a mi otra actividad la sindical, continúo con el título de aprendiz. (El reconocimiento de la categoría de oficial lo valida la empresa, el de sindicalista, los trabajadores)
En Matacás  existe organización del PSUC y de CC.OO. Mi participación en la lucha sindical de la empresa se limita al reparto del Mundo Obrero para los militantes y simpatizantes del PSUC y de octavillas para los de  CC.OO. Tareas acordes a mi juventud, inexperiencia sindical y radicalismo “revolucionario”.
En aquella época yo defendía que la organización y representación de los trabajadores fuese al margen de la CNS.
Los trabajadores de Matacás con mejor criterio habían decidido utilizar los “cauces legales” y como consecuencia una buena parte del Jurado de Empresa eran militantes de Comisiones, no cabe duda que fue una decisión acertada. Yo tardé unos cuantos años en llegar a la misma conclusión.
En aquellos años los dirigentes sindicales ya sabían que la existencia de la empresa como tal estaba en peligro y con ello los puestos de trabajo. A la lucha por la mejora del convenio incorporamos la lucha en la defensa del puesto de trabajo, se concreta en la exigencia de que Matacás se la quede el INI. Años después lo consiguen.
Mi convivencia con los trabajadores de Matacás fue una autentica escuela de aprendizaje sindical, si no aprendí más se debe a mi torpeza, pues era un  laboratorio a la vez que un aula, donde ejercían de docentes, Maestros de Sindicalismo, J. Cano y M. Asensio, entre otros dirigentes de Comisiones Obreras.
En 1969 me despiden por faltar al trabajo durante más de tres días, en mi defensa no cuenta el hecho de que he pasado unas cortas vacaciones “voluntarias” en el hotel La Modelo de Barcelona. Me defiende Albert Fina, gran profesional y mejor persona, pierdo el juicio.
Meses después  se celebra el juicio en el TOP. (En el mismo sumario vamos juntos Ignacio Doñate y yo). A Ignacio lo defiende Verde Aldea, de mi defensa se hace cargo Montserrat Avilés, la condena creo recordar de 15 días, en cualquier caso  lo que de verdad importa es que no tenemos que ingresar de nuevo en la cárcel. Una sentencia tan suave (téngase en cuenta que nos aplicaron la Ley de Bandidaje y Terrorismo) parece que se debe a la mediación del entonces Abad de Montserrat con la cúpula militar. Ignacio conoce mejor la historia, supongo que él la contará.
En 1973 cuando regreso del Servicio Militar me caso con Soledad Pérez, compañera de batalla y dirigente Sindical en Pirelli Wamba y Laboratorios Gassull.En el terreno de la militancia política en 1973 ingreso en Bandera Roja, mientras yo estoy en la mili, mis colegas de Barrios y Fábricas han entrado en esa organización.
En 1975, tenemos una hija  (no tenemos tiempo para más) No pretendo frivolizar, lo cierto es que, la inseguridad laboral y económica, el riesgo de las detenciones y las posibilidades reales de acabar criando malvas, pesan como una losa, a la hora de tomar la decisión de ser padres.
En esa época muchas decisiones que he tomado en el terreno personal, han estado marcadas por el miedo.
En 1973 dejo de trabajar en un taller del metal en Esplugas de Llobregat para incorporarme a  Fergat Epañola S.A. (mi aterrizaje en Fergat es puro azar). Debo decir que el cambio en el terreno profesional y económico, es francamente negativo. No recuerdo ninguna otra ocasión donde lo haya repetido.  Años antes los de Comisiones de Barrios y Fábricas habíamos tomado la decisión de  trabajar en empresas grandes, priorizando la búsqueda de empleo en las empresas con mayor número de trabajadores. Nuestro objetivo consistía en promover y crear organizaciones de clase en las empresas. al margen de la CNS (ésta es una de las razones por las que no estábamos en esa época en Comisiones Obreras).
En Fergat, me reencuentro con Miguel Arroyes, nos conocíamos de la época  de mi militancia en las Juventudes del PSUC, el continuaba militando en el Partido. Miguel es quien me informa de la situación de la empresa y me pone en contacto con otros militantes y simpatizantes de PSUC y Comisiones Obreras.
Las condiciones de trabajo son pésimas, el nivel de ruido ambiental altísimo (las conversaciones entre nosotros dentro de la fábrica son a gritos). De hecho un porcentaje muy alto de los que trabajamos muchos años en Fergat tenemos problemas de oído.
El uso de productos desengrasantes altamente tóxicos y la falta de medidas de seguridad,  medios de protección personal y colectivos agrava la situación.
Los accidentes laborales están a la orden del día, no son los únicos pero, los accidentes en las manos con perdida de dedos  son frecuentes.
Los salarios están por debajo del sector y la jornada laboral muy por encima. La organización del trabajo está muy jerarquizada, las relaciones con los mandos producía terror.
Para terminar la foto, la gran mayoría de los trabajadores hacían turnos de 12 horas para lograr un salario decente.
Estas son las condiciones objetivas que padece el sujeto colectivo. Lograr que se reconozcan como tal  y que actúen en consecuencia debe ser el trabajo principal.
Me sumo a los compañeros que estaban intentando organizar la Comisión de Fábrica y continuamos con el trabajo de proselitismo individual, poco tiempo después hacemos reuniones periódicas y el grupo ha aumentado de forma considerable, en estas reuniones redactamos una lista de reivindicaciones y les proponemos al Jurado de Empresa que las negocie con la dirección, no logramos nada.
Los representantes legales se niegan a informar en asamblea. En la Comisión de Fábrica, (clandestina) creemos que si convocamos nosotros sin la cobertura del Jurado de Empresa, vendrá poca gente y corremos un gran riesgo de sanciones o despidos.
Les propongo aprovechar el tiempo del bocadillo cuando estamos casi todos en el comedor pero no hay nadie que se atreva, en aquella época el contrato fijo para obreros cualificados y técnicos, establecía un periodo de prueba de tres meses en los que la empresa podía despedirte sin derecho a reclamar.
En esa situación me encontraba yo, por lo que la prudencia aconsejaba permanecer callado hasta superar ese periodo de tiempo.
A principios del 1974 y mientras desayunamos en el comedor de la empresa, me concedo la palabra a mí mismo y me dirijo a los compañeros, planteando las reivindicaciones que tiempo atrás no fue posible negociar con  la empresa, el silencio se puede cortar.
Aquello desde luego no es una asamblea, al terminar de hablar el tribuno, silencio, nadie dice nada, ni pitos ni aplausos, ni asentimiento, ni rechazo.
Primera lección, pero no fue la única, al día siguiente en el comedor, me siento en la mesa, donde me sentaba cada día junto con cinco personas más y me encuentro sólo, acompañado de cinco sillas vacías, mientras bastantes personas se sientan en el suelo, dispongo de toda la mesa para mí. A la vez me doy cuenta que hay más gente que en los días anteriores. ¿A qué puede obedecer? No lo sé. Estoy apunto de romper el título de aprendiz adelantado en sindicalismo que yo mismo me había concedido,
De nuevo tomo la palabra, me permito hacer algún chiste sobre la situación a la vez que invito a los que están sentados en el suelo a que ocupen las sillas, nadie se da por aludido.
Sigo con mi arenga, pues confiaba que ese día hablarían algunos de la Comisión de Fábrica que el día anterior no se atrevieron. De nuevo silencio.
Bueno al cabo de un tiempo las aguas han roto el dique del miedo, las asambleas y charlas en el comedor, tienen vida propia, el comedor, se convierte en él Ágora. Lugar de debate, discusión  y confrontación dialéctica entre los trabajadores, hasta tal punto nos acostumbramos, que años después siendo legales, cuando se producen desacuerdos en el Comité de Empresa o en la Sección Sindical de Comisiones se dirimen en la asamblea, con todos los trabajadores afiliados o no,  se sanciona votando.
En el año 1976 incorporamos la votación  con papeleta y urna cuando las posiciones estaban muy polarizadas y distantes y no éramos capaces de encontrar una posición de consenso
En la plantilla de Fergat existían todas las sensibilidades políticas e ideológicas, todas usaban su derecho de expresión, propuesta y crítica, eran despiadados con los dirigentes de Comisiones.
Nunca se nos ocurrió acallar a los críticos, al revés, cuando surgían  conatos para impedirles la palabra, éramos los criticados los que exigíamos que se les dejase hablar. La democracia se aprende practicando. Con lo costó que opinasen.Por el comedor de Fergat, han pasado dirigentes sindicales de otras empresas explicando su situación y recibiendo apoyo y solidaridad.Cuando se crea la Asamblea de Cataluña, en plena dictadura, hacemos la presentación y explicamos sus objetivos.Mucho antes de la legalización del PCE, hicimos la presentación del PSUC. En la huelga general del año 1974, los trabajadores de Fergat vamos a la huelga en solidaridad con Elsa, Solvay y el Convenio del Metal de la Comarca del Baix Llobregat. Desde ese momento participamos del movimiento colectivo que se está desarrollando en nuestra Comarca.En las negociaciones del Convenio del año 1974 no se avanza, a pesar de la presión mediante paros y concentraciones, la empresa no cede, nuestros representantes legales son incapaces de dirigir y gestionar nuestra fuerza delante de la Empresa. Los trabajadores eligen una comisión de la cual yo formo parte, para que se incorpore a la negociación junto con los representantes legales, acabamos firmando un convenio que logra mejoras salariales sustanciosas y reducción de la jornada laboral. A partir de ese momento los delegados al margen del sindicato vertical, somos reconocidos de facto por la Empresa. Son los trabajadores quienes nos nombran su representante, la empresa no tiene más remedio.
En las Elecciones Sindicales de 1975 me presento por la categoría de cualificados y no soy elegido. Duro revés, sin duda sigo siendo demasiado radical para este colectivo, eso acompañado que  defendí y firmamos tras ser sometido a debate y aprobación por amplia mayoría de los trabajadores, un incremento salarial porcentual superior al IPC.  igual para todas las categorías, más una parte fija para las categorías más bajas, pretendíamos disminuir las diferencias de la escala salarial.
A efectos prácticos no me creó ningún problema. En todas las elecciones que se celebraron después del 75 hasta el cierre de la fábrica salí elegido. Comisiones Obreras contó siempre con una amplia mayoría en la empresa, fui presidente del Comité de Empresa y cuando lo dejo, es un militante de Comisiones quien sale elegido.
A principio de los 80 la Empresa hace suspensión de pagos y empieza una etapa distinta y muy dura, tenemos reconocidos los derechos por los que luchamos pero nos niegan el derecho al trabajo.
En esa situación la dirección de la empresa capitaneada por el Ingeniero Jefe de fabricación una buena parte de los cuadros y mandos y aliados con un pequeño grupo de trabajadores cuyo espectro ideológico abarca desde el falangismo activo, hasta ex militantes del PSUC y CC.OO, (de los cuales algunos habían participado en la fundación de la Comisión Obrera de Fábrica, y por lo tanto, con un cierto prestigio entre los trabajadores ganado en la época clandestina).
La propuesta que hacen para salvar la empresa y una parte de los puestos de trabajo es vomitiva. Como ejemplo del contenido de la misma. RENUNCIAR EXPRESAMENTE AL USO DE LA HUELGA. Los Delegados Sindicales de  Comisiones  en el Comité de Empresa decimos muy claramente que eso nunca lo firmaremos, en ninguna circunstancia.
Si consigue mayoría en la votación  prevista para ello, dimitiremos y convocaremos elecciones sindicales y si quieren aceptar la propuesta de la empresa tal y como está,  saben que ningún delegado de Comisiones firmara.
La empresa gana la votación  a su propuesta de “salvación” en primera vuelta. La candidatura de Comisiones sufre un duro castigo, aun así logramos mantener la mayoría de los Delegados en el Comité, no se firma el pacto.
El precio que pagamos todos, es una profunda división entre los trabajadores, que se arrastra hasta el final.
Recordar brevemente la crisis industrial y económica que sufre nuestro país, los cientos de empresas y miles de trabajadores que pierden el empleo, tras la caída de la dictadura y la llegada de la democracia.
El Baix Llobregat paga un precio muy alto en pérdida de puestos de trabajo, en algunos momentos el desempleo se sitúa entorno al 30%. Familias en las que todos sus miembros activos están parados, rara es la unidad familiar en la que no hay algún desempleado.
Con este panorama es perfectamente explicable, entendible y humanamente comprensible, la actitud de una parte de los trabajadores de Fergat.
Es tanto y tan grande el miedo a peder el empleo que algunos renuncian a derechos que entre todos conquistamos en plena Dictadura.
No fuimos los únicos, situaciones similares se vivieron en otras empresas que sufrieron los mismos problemas.
La Empresa cierra el 31 de Julio de 1986. Fin de la historia.
Epílogo: con la empresa cerrada manteníamos un reten de trabajadores delante de la puerta para impedir que sacasen la maquinaria, era un día cualquiera por la tarde, yo estaba en el local de la Unión Comarcal de Comisiones en Cornellá, me llaman por teléfono y me explican que ha llegado un Oficial del Juzgado con una orden judicial para sacar la maquinaria, han aparecido con camiones de gran tonelaje con grúa,  acompañados de un buen número de grises para garantizar que nadie impida, el saqueo.
Les digo que ganen tiempo, que expliquen que va para ahí el Secretario General de Comisiones, dudo que les frene pero no se me ocurre otra cosa.
Nos detienen a cinco, es puñetera casualidad todos somos delegados de Comisiones. ¡Qué cosas ? la estadística falla, somos la fuerza mayoritaria, no el cien por cien. Acabo en el hospital con conmoción cerebral.
Cuando salgo del hospital, Cesc Castellana me informa de la situación, no  han sacado las máquinas, se han presentado un grupo de gente de Comisiones, con periodistas y las fuerzas se han retirado.
Del hospital nos vamos directamente al Juzgado de Guardia de l‘Hospitalet. No hay Juez de Guardia.
Para la Policía si hubo Juzgado de Guardia. Nos denuncian, resistencia y agresión a la autoridad, (nosotros somos los agresores). Al final nos juzgan a los cinco detenidos. Nos defiende Rafael Núñez, compañero de juventud y uno de los activistas del grupo de Las Planas y del Instituto de Cornellá.
La solidaridad una vez  más nos salva, unos 500 delegados sindicales de la Comarca y una representación del Ayuntamiento de Cornellá con su Alcalde José Montilla a la cabeza impiden que nos caiga una condena.
Creo recordar que el juicio se celebró en 1987, diez años desde la aprobación de la Constitución.
Es evidente que algunos aprovechan su presencia en el aparato de estado para pasar cuentas en sus vendetta privadas, no actúan de servidores públicos, se apropian de lo público.
Mi historia sindical paralela, quiero decir mis responsabilidades sindicales en los órganos de dirección de Comisiones: Sin dejar ninguna de mis responsabilidades sindicales en Fergat sigo trabajando y ostento la presidencia del Comité de Empresa.
Entorno al año75 y hasta el 1987, formo parte del Consell Comarcal de Comisiones Obreras del Baix Llobregat. Durante unos años Secretario del Metal del Baix Llobregat. Sustituyo a José Cano,  a mi me sustituye, Carlos Blasco.
Miembro de la Comisión Ejecutiva de la Federación del Metal de Cataluña, formo parte de la comisión negociadora del Convenio Provincial del Metal de Barcelona.
En 1978/79 dejo mis responsabilidades ejecutivas en la Comarca, pretendo descansar, tomarme un respiro y dedicarme solo a la Fergat.
Me dura poco el teórico descanso en el 80/81. Carlos Navales, Secretario General de la Unión Comarcal de Comisiones Obreras del Baix Llobregat, plantea que dimite, quiere dejar el cargo, la dirección comarcal  baraja varios nombres y el que cuenta con más consenso dentro de la corriente mayoritaria parece ser que soy yo.
A todo esto esos cabrones no me tenían informado de nada, conspiraban a mis espaldas sin preguntarme siquiera.
Bueno para ser honesto, debo decir que semanas antes de que Carlos Navales me dé las dos noticias a la vez: Su decisión de dimitir y que yo sea el candidato para la Secretaría General de la comarcal. Rafa Lebrón me sondea, en aquel momento me lo tomo a chirigota “hablar por no estar callado”, dando cuenta de un cubata, (pero conozco a Lebrón, no  es su estilo)  Ante la duda le recuerdo que yo estoy de retirada, no me considero la persona más adecuada, soy un dirigente sindical porque he dudado de los dirigentes.
No tengo ninguna duda respecto al equipo de dirección Comarcal y menos de su Secretario General.
Semanas después manteniendo la “coherencia” de la declaración de intenciones, (en determinadas ocasiones mejor permanecer calladito) me presento como candidato.
La presentación de mi candidatura corre a cargo de Navales, naturalmente ensalza las teóricas virtudes que poseo.
Reconozco que en su lugar yo habría hecho lo mismo, (si pretendo que me compren el burro, no puedo decir que anda cojo de una pata o muerde cuando te descuidas)
Lo que más me sorprendió, por inesperado para mí, fue su argumento de mi supuesta mayor sensibilidad y comprensión del “problema catalán”.
Salgo elegido por 51/52% de los votos de los miembros del Consell Comarcal.
Lo mío es puro vicio, con esos apoyos debemos gobernar.
La situación laboral en la Comarca se caracteriza, por cientos de expedientes de crisis con el consiguiente cierre de empresas y sus consecuencias más inmediatas, desempleo galopante.
Lo combatimos con las armas de que disponíamos, poniendo mucha voluntad, esfuerzo intelectual y trabajo. Cambiaron las reglas del juego y debimos modificar el discurso  la práctica sindical y las formas de intervención del Sindicato.
Pasar de una práctica carcterizada por ir a la ofensiva, logrando conquistas, a sencillamente defendernos de lo que teníamos encima.
Ir a la  defensiva, sabiendo que la máxima conquista a la que podíamos aspirar consistía en reducir el número de victimas, salvar el mayor número de puestos de trabajo, lograr que la organización sindical en las empresas y la estructura del Sindicato aguantasen el chaparrón.
Para los trabajadores que perdieron el puesto de trabajo de poco sirve argumentar los que logramos salvar.
En paralelo y por si no tenemos suficiente con la crisis empresarial, Comisiones en la Comarca está sufriendo su propia crisis interna, económica, organizativa y de adaptar el discurso y la práctica  sindical a la nueva realidad.  
Esos problemas, con distintos niveles de intensidad afectan al conjunto del Sindicato.
Recordar que democracia y crisis llegan de la mano.
Ahora entraré a enumerar algunos problemas que desde mi particular  punto de vista debe resolver el Sindicato en esa etapa.
Pretendo ser breve y conciso (horror cuando alguien mienta la bicha de  breve y conciso, yo me preparo a sufrir una paliza soporífera). Enumeraré  algunos problemas sin más reflexión.
Sindicalizar el Sindicato (es una redundancia, lo sé) deshacernos de la carga casi insurreccional, herencia de nuestra lucha contra la Dictadura.
Fortalecer los Sindicatos de Ramo (Federaciones). Mantener la iniciativa Sindical y de propuesta política en el territorio. Ser independiente del Gobierno y de los partidos políticos, no puede ni debe impedir que el sindicato tenga y fije opinión política y la exprese.
Renovar y poner al día la acción Sindical en momentos de crisis. Reorganizar el Sindicato, poner la organización al servicio de los objetivos que pretendemos conseguir.
Mantener, mejorar y fortalecer la unidad de acción con UGT.
Continuar con la política de Pactos entre los dos Sindicatos la Patronal y las distintas administraciones.
Mejorar las relaciones, acercar posiciones entre las distintas corrientes dentro del Comisiones.
Reducir el gasto económico, ajustar el presupuesto a los ingresos, reorientar el presupuesto priorizando el gasto en la acción Sindical.
Acordar un plan para la reducción de la deuda.Cobrar los servicios del Sindicato.
A finales de 1986, dimito de la Secretaría, coge el relevo Cesc Castellana.
Castellana formaba parte del Secretariado de la Unión Comarcal, todos sus miembros tenían dedicación exclusiva (liberados del sindicato, menuda liberación) yo no, mis prioridades quedaron establecidas por mí (mi declaración de principios y buenos propósitos, tienen el valor que tienen) antes de presentarme.
Acabaría el mandato que comenzó Navales y me presentaría a la reelección si Fergat seguía existiendo, en cualquier caso en el momento que la empresa cerrase yo dejaría la responsabilidad de Secretario General.
En cuanto a dedicación lo primero es la empresa que es de donde como, en segundo lugar la Unión Comarcal. Con lo cual para bien o para mal la necesidad en este caso hace virtud, una buena parte de las competencias las delego entre los miembros del Secretariado, (los acuerdos se toman fundamentalmente en la Comisión Ejecutiva, una vez tomados se trata de ejecutarlos).
Castellana carga con la mayor parte, en realidad el hace de Secretario General y mi papel se ajusta más al de presidente, procuro estar presente en las reuniones de los órganos de dirección y en las asambleas de delegados, no siempre lo hago.
Castellana sufre mucho en las asambleas. En 1980 Castellana debe tener 25/26 años, digo yo que son pocos años para torear miuras. Sigue empeñado en hablar castellano y esto es una dificultad añadida.
Ejerzo de Secretario cuando no me queda más remedio, intervengo en las disputas con la CONC que no son pocas, (como ejemplo de lo que digo cuento una anécdota, por los pasillos de la CONC se comenta que en la Comarca quien “manda” es Castellana)
Me doy cuenta que todavía somos prisioneros del lenguaje del pasado, no es suficiente con gobernar.
Intervengo cuando las relaciones con UGT, la Patronal o alguna institución local o autonómica pasan por dificultades y siempre que me lo pide el responsable de turno.
Eso sí en funciones de representación y a la hora de hacerme la foto ahí estoy yo, para recoger los frutos. Algún privilegio debe tener el cargo. De algo debe servir el título.
No pretendo escurrir el bulto de los errores, que los hay, soy corresponsable de los mismos y por razones de responsabilidad que lleva aparejada el cargo el máximo responsable.
Plagiando al poeta, confieso que he vivido casi como he querido, fui libre en plena dictadura, con mucho miedo si, pero hice todo aquello que consideré que debía hacer, Franco no pudo ponerme de rodillas, pero el muy cabrón murió en la cama, nosotros no fuimos suficientes para echarlo a gorrazos.
Formé parte del movimiento Obrero y Democrático de ésta Comarca y no me arrepiento de nada de lo que he hecho y por lo que he luchado. Me lo pasé de puta madre, recibí más de lo que aporté, hice amigos, (y enemigos). Solo lamentar que no he sido capaz de mantenerme en la brecha en los nuevos tiempos, no conservo las “agallas” suficientes.
Para mí, hoy como entonces, siguen vivos los ideales del Manifiesto Comunista. Nada que ver con el mayor carnicero de comunistas Stalin.
Mi militancia comunista en el PSUC.
Hoy no milito en ninguna formación política, dejé mi militancia en el PSUC a finales de los 80. Fui miembro del Comité Comarcal del PSUC del Baix Llobregat y miembro del Comité Central. Comunista me he considerado siempre, (en estos tiempos de máximo esplendor del “Imperio”, más)
No puedo terminar esta perorata sin pedir disculpas públicas a Paco Ruiz. Cuando hace un par de años me comentó lo de la Asociación le dije que no. Debo reconocer que sin su vehemencia y dedicación no sería posible el necesario trabajo sobre nuestro  pasado colectivo. Caldas y Navales han colaborado en la presión. Al final o me portaba como un mal educado o escribía.
En estas líneas y de forma deliberada, he puesto el acento en las dificultades que tuvimos que vencer para crear organizaciones obreras y ciudadanas en el BaixLlobregat.
De lo dicho soy responsable, si se edita el responsable será Paco Ruiz
Utopía y Socialismo o Barbarie